24horas


Este fin de semana, cumplí un sueño más en el automovilismo: correr y terminar las 24 horas de Barcelona. Aunque esperábamos terminar en el podio, terminamos en la quinta posición. Pero como dicen, a veces se gana y a veces se aprende, y esta vez la experiencia y el aprendizaje fueron de otro nivel.

La carrera comenzó con algunas dificultades. Con solo dos prácticas de 1.5 horas y siendo cinco pilotos en el equipo, apenas logré dar unas 12 vueltas (de las cuales solo 5 fueron de día). En la noche, la pasé especialmente mal: estaba totalmente perdido, veía luces por todos lados, no podía controlar el carro ni tenía las referencias claras. Los GT3 me pasaban como si estuviera parado, y la verdad me puse nervioso para la carrera.

Sin tiempo para más prácticas, tuve que recurrir a ver videos y analizar datos para prepararme mejor. Fue entonces cuando hablé con Charlie Fonseca, quien también estaba debutando en la pista y se sentía igual de perdido. Cuando dijo que él no corría, me relajé un poco al darme cuenta de que no era solo yo el que estaba luchando. Verlo aún más frustrado me hizo soltar un poco la tensión, y le dije: “Mae, ni que nos fueran a contratar para la Fórmula 1. Nosotros sabemos manejar, así que quitemos esta mentalidad y disfrutemos; vas a ver que nos va a ir bien”.

Dicho y hecho, la carrera comenzó con nuestro piloto PRO, Jukka, quien pasó de P5 a P1, siendo el más rápido de todos. Fueron dos horas muy emocionantes desde afuera, y cuando me tocó a mí subirme, sentí toda la presión encima. En mi mente solo pensaba: “Ok, ahora entra el chapa de Costa Rica y la caga”. Y para añadir presión, mis hijos estaban viéndome. Pero entré mentalizado, y en mi primera vuelta ya hice mi mejor tiempo del fin de semana, 1:50.0 (hasta ese momento, lo mejor que había hecho era 1:54). Empecé a sentirme cada vez más confiado; la pista ya estaba caliente y los tiempos de todos subieron, pero por dicha, yo era de los más rápidos en pista. Entregué el carro en P2, pero ahí comenzaron nuestros problemas con los frenos: tuvimos que cambiar pastillas y aprovechamos un Code 60 (nadie puede pasar de 60 km/h). Justo cuando estaban cambiando, salió la bandera verde y, para colmo, no lograron quitar una llanta porque una tuerca se quedó pegada. Ahí perdimos como 10 vueltas, y esa fue solo la primera de muchas paradas con problemas.

La carrera siguió, y aunque todos los pilotos del equipo hicimos buenos stints, el daño ya estaba hecho y no logramos recuperar. Después de muchas horas, me tocó manejar otra vez de noche, a las 4 a.m., después de haber dormido apenas 2 horas. Decidí enfocarme en disfrutar y logré bajar mi tiempo a 1:49, siendo de los más rápidos en la sesión. Sin embargo, comparado con los PROs, nada que hacer; nos sacaban unos 2 segundos por vuelta. Los equipos solo pueden tener un PRO, así que contra los “mortales” podíamos ser más rápidos en algunas ocasiones, pero es increíble la diferencia con estos pilotos. Aunque con más práctica podríamos acercarnos, estar a menos de 1 segundo de ellos es casi imposible para mí (hay que aceptarlo). Un Daniel Formal o Milo Valverde podrían lograrlo, pero el nivel europeo es impresionante.

La carrera siguió y me tocó terminarla. Ya no teníamos llantas nuevas y no valía la pena comprar más porque el cuarto lugar nos llevaba más de 8 vueltas. Salí con llantas usadas, y la verdad no la pasé tan bien. Con la pista caliente y las llantas con más de 50 vueltas, el carro se iba para todos lados. Lo bueno es que no tenía presión, así que solo agarré ritmo y terminé. ¡Qué carrera y qué experiencia, nunca había corrido algo así!

Esta experiencia me hizo reflexionar sobre cómo en el automovilismo, y especialmente en la Fórmula 1, no solo se trata de ser el mejor piloto, sino de contar con un equipo perfectamente coordinado que funcione sin errores. La Fórmula 1 es un negocio multimillonario donde el margen de error es mínimo y cada detalle cuenta. No es solo un espectáculo de velocidad; es una compleja industria de entretenimiento y tecnología que mueve miles de millones de dólares. En 2016, Liberty Media, liderada por el billonario John Malone, compró la F1 por $8 mil millones. Hoy, esa misma empresa vale $30 mil millones, lo que representa un retorno anual impresionante. Esta inversión ha sido impulsada no solo por la pasión por los autos, sino por una estrategia de expansión global, con un enfoque particular en conquistar el mercado estadounidense.

La incorporación de carreras en Miami y Las Vegas, la popularidad de la serie de Netflix "Drive to Survive", y la renovación de las rivalidades entre pilotos y equipos han llevado a la F1 a un nuevo nivel de popularidad. El Gran Premio de Austin, por ejemplo, atrajo a más de 400,000 personas el año pasado, lo que demuestra el creciente interés en Estados Unidos, un mercado con una economía 6-7 veces mayor que cualquier país europeo.

Cada equipo de Fórmula 1 es una operación multimillonaria. Ferrari, Red Bull Racing y Mercedes, por ejemplo, están valorados en cerca de $4 mil millones cada uno. Estos valores no solo reflejan su éxito en la pista, sino también su capacidad para atraer patrocinadores de alto nivel y generar ingresos significativos fuera de las carreras, como a través de la mercadotecnia y acuerdos comerciales. Los pilotos de F1 son verdaderos atletas de élite, perdiendo hasta 3 kilos en una carrera debido a las altas temperaturas y la deshidratación. Los volantes de los autos de F1 tienen hasta 25 botones, permitiendo a los pilotos ajustar múltiples aspectos del rendimiento del auto durante la carrera. A pesar de los avances en seguridad, la F1 tiene un pasado trágico con varios pilotos que han perdido la vida en accidentes a lo largo de su historia. Ayrton Senna, siendo uno de ellos, quien es una de las leyendas del deporte, y mantiene el récord de más "pole positions" en el circuito de Mónaco.

Correr en la Fórmula 1 o en cualquier categoría de resistencia como las 24 horas de Barcelona es mucho más que solo manejar rápido. Es un esfuerzo colectivo que combina estrategia, precisión y una enorme inversión en tecnología y recursos humanos. Mi experiencia en Barcelona me recordó que, como en la F1, cada segundo cuenta y cada decisión puede marcar la diferencia. No se trata solo de talento individual, sino de cómo todo el equipo se junta para luchar por la victoria.

Gracias a todos por su apoyo constante, y a mis compañeros de equipo por darlo todo en la pista. ¡Nos vemos en la próxima carrera!

¡Pura vida y a seguir acelerando! 🏁🚗💨

¡Hola capitanes y capitanas!

Soy Amadeo, un emprendedor de la vida, impulsado por lo social, amante de la adrenalina y papá de dos hijos. Me encantan los negocios, sobre todo los emprendimientos, pero lo que más me mueve es formar más capitanes, que como yo, puedan tener las oportunidades para ser feliz, soñar y dejar una huella.

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